- ¿Juan Guillermo?
- ¿si? - En ese momento, después de un breve suspiro, ella sentía como el alma regresaba a su cuerpo, era él, no se había equivocado. En esa playa desierta en la oscuridad de la noche; Juan Guillermo estaba exactamente el lugar que le dijo su tío que lo encontraría, mirando la luna con la mirada perdida, como si su alma viajara a países o mundos que solo existen en lo profundo de aquella intrincada mente, mientras el viento llevaba sus largos cabellos ondulados lejos de sus pálidas mejillas las cuales contrastaban con la blancura de aquella luna llena y ese tono gris de la arena.
- Este... mi tío me mando aquí a buscarte –ahogó el temblor de su voz para disimular aquel nerviosismo que había comenzando a invadirla momentos atrás.
- ¿Qué es lo que dice el viejo Ramos?
- Dice que te necesita mañana a las 10:00 de la mañana y no a las 2:00 de la tarde como de costumbre – el volteo a mirarla como si esperara que sus ojos le confirmaban que decía la verdad, era extraño que el viejo le pidiera eso... las horas extras siempre las hacía en la noche, aún incluso podía hacerlas en la madrugada, pero la mañana estaba prohibida nunca salía de su departamento hasta que caía la tarde.
- Uhmm y ¿te pidió que no prendas la linterna cuando llegues a la playa?
- Sí, ¿como lo supiste? -lo miraba sonrojada, intentando esconder aquella pequeña linterna que su tío le había prohibido prender en la playa.
- ese viejo zorro me pregunto ¿que estará tramando? - murmuraba mientras recordaba la primera vez que lo conoció... aquella tarde en el puerto San Jerónimo, como se adentraron al mar y le enseño a pescar, como hablaban por horas en alta-mar, viviendo cada uno la vida del otro, ganando cierta sabiduría como si se hiciera viejo junto con él, recordó como desde hace 3 años sentía miradas cada día más hostiles, como sus rutinas se hacían cada vez más nocturnas, como se comenzaron a relatar historias sobre sus raras costumbres; se decían cosas como que era una suerte de vampiro, o un solitario loco que era mejor evitar, pero nada le causaba más gracia como el viejo Ramos contaba los rumores y se reía de ellos y de los que los inventaban.
- ¿Puedo sentarme a tu lado? - con la voz quebrada y el corazón queriéndose salir del pecho, el alma estremeciéndose y la duda de no saber que estaba haciendo... Porque esa persona del cual todos los demás se alejaban, le causaba tanta curiosidad, como si sus ojos mostraran una generosidad familiar, una invitación a probar un sabor nuevo, quizás sea el gusto por lo prohibido o quizá por el peligro; el estar con casi un completo desconocido en una playa a un kilómetro de una caleta de el pueblo de pescadores mas cercana, y a unos más del puerto ¿que podía tener de interesante? El viento dejo de murmurar, el mar se silencio y sólo escuchaba su corazón palpitar...
- Claro, pero no me culpes si te aburres...-ella se acomodo a una distancia prudente esperando saber más de aquel misterioso ¿señor? ni siquiera sabía su edad, su ocupación durante los meses que no está en el pueblo y en ese momento parecía ser lo menos importante...
- Y vives en el pueblo? (que pregunta más tonta Ana Luisa)
- Sólo en los veranos, al menos es así desde hace 3 años.
- ¿Y porqué escogiste este pueblo?
- Sólo mira la luna, no vas a encontrar ninguna igual en otra parte del mundo - miraba al cielo, cuando no pudo contener el suspiro... realmente la nostalgia era inevitable cuando contemplaba la Luna...
- Entonces es verdad que vienes por 3 meses al pueblo... uno te ven descansando pero nadie te ve hasta después de las 12 y los otros 2 trabajas con mi tío y luego sólo desapareces...
- uhmm no sabia que en el pueblo estaban tan pendientes de mi vida, pues sólo conozco al viejo Ramos, su esposa y sus pequeños; Nina y Sebastián, el señor Vargas y su bodega creo que son todos. Uhmm es tan distinto a la ciudad, debe ser por eso que me ven tan raro, pero en la ciudad también me miran raro, así que ver raro debe ser normal y ver normal debe ser raro.
- ja ja ¿y yo también te miro raro?
- a veces más raro que todos... por cierto ¿como te llamas?
- Ana Luisa, ¿no lo sabías?
- No, Creo que miro demasiado la luna, pero esta ahí en el cielo, tan elegante, tan serena, mientras que acá provoca mares embravecidos, brisas despiadadas y gente enloquecida. Pero a partir de hoy cambiarán las cosas.
- ¿A que te refieres?
- Para que puedas ver las estrellas, tienes que dejar que la luna se vaya.
6 comentarios:
s una muy buena historia
(logró atraparme físico xP)
Veamos... básicamente, me gusto bastante. El final me pareció muy adecuado si lo que quieres transmitir es misterio/suspenso.
Te faltaron alguna palabras (e, de la); y hay una parte que me pareció algo redundante (mirando-mirada), pero puede pasar como un recurso estelísticos. En uno de los diálogos me parece sonaría más agradable si fuera "ese viejo zorro... me pregunto qué estará tramando". Pero está muy buena la historia!
Holas,
gracias por la critica =D, y bueno sobre las miradas.. y los ojos... son muy importantes en esta historia :P
PD: quiza haya un antes y un despues...
Bastante cautivadora, solo un fragmento que talvez no logro entender a su plenitud a la primera leida pero si me genera sensaciones interesantes...
Sigue asi.
El final me encantó, que la luna se vaya, ¿que difícil no?
Si no se va durante toda tu vida puedes llamarte romántico :P si se fue ex-romántico :P
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